domingo, 23 de agosto de 2015

Portugal


Panorámica de Lisboa

Situada en la desembocadura del río Tajo (Tejo), es la capital del país, capital del distrito de Lisboa, de la región de Lisboa, del Área Metropolitana de Lisboa, y es también el principal centro de la subregión de la Gran Lisboa. La ciudad tiene una población de 547.773 habitantes y su área metropolitana se sitúa en los 2.821.697 en una superficie de 2.921,90 km². Esta área contiene el 20 % de la población del país. Lisboa es la ciudad más rica de Portugal.

El municipio de Lisboa, que coincide con la ciudad propiamente dicha (excluyendo la aglomeración urbana continua, más grande, que la rodea), tiene una extensión de 100,05 km², en los que en 2011 vivían 547 733 habitantes.2 Su densidad demográfica es de 5 474,59 hab/km². El municipio se subdivide en 24 freguesías (parroquias) y limita al norte con los municipios de Odivelas y Loures, al oeste con Oeiras, al noroeste con Amadora y al sureste con el estuario del Tajo. A través del estuario, Lisboa se une a los municipios de la Margen Sur: Almada, Seixal, Barreiro, Moita, Montijo y Alcochete.

Lisboa

Lisboa

Con 2.277 metros de longitud el Puente 25 de Abril es el puente colgante más largo de Europa. Cuenta con dos alturas, el piso superior para automóviles y el inferior, añadido en 1999, para trenes.
Después de 45 meses de obras el Puente 25 de Abril fue abierto al tráfico el 6 de agosto de 1966 con el nombre de puente Salazar. Al finalizar la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974 adquirió su nombre actual.
Por su similitud y por haber sido fabricado por la misma empresa, a menudo se le compara con el Golden Gate de San Francisco.


Lisboa
Plaza del Comercio (Lisboa)

La Plaza del Comercio (Praça do Comércio) es la plaza más importante de Lisboa. Fue construida donde estuvo situado el palacio real antes de ser destruido por el gran terremoto de 1755.

La fisionomía de la Plaza del Comercio se compone de un conjunto de edificios porticados en tres de sus lados y está abierta en el lado sur, mirando al Tajo. Históricamente ahí llegaban los barcos mercantes y ésta era la puerta de Lisboa.

Cerca de la plaza, en la orilla del río, está la estación fluvial Cais de Sodré, de donde parten las excursiones por el Tajo y los barcos que cruzan el río.
Lisboa

La torre de Belém o torre de Belén en algunos escritos, situada en la ciudad de Lisboa, capital de Portugal, es obra de Francisco de Arruda y constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura manuelina. En el pasado sirvió como centro de recaudación de impuestos para poder entrar a la ciudad.

Su construcción fue iniciada en 1514, bajo el reinado de Manuel I de Portugal (1495-1521), teniendo como arquitecto a Francisco de Arruda. Sus obras quedaron a cargo de Diogo Boitaca, que, en la época, también dirigía las ya adelantadas obras del vecino Monasterio de los Jerónimos de Belém. Las obras finalizaron en 1520.

Se encuentra situada en la desembocadura del río Tajo, en el barrio de Santa Maria de Belém de esta ciudad al suroeste de Lisboa. Junto con el monasterio de los Jerónimos, la Torre de Belém fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983


El Santuario Nacional de Cristo-Rei es un monumento religioso y santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús de la parroquia ubicada localizado en la ciudad de Almada, en el Área Metropolitana de Lisboa, Portugal.

Se encuentra a una altitud de 113 metros sobre el nivel del Tajo, que consiste en un pórtico diseñado por el arquitecto António Lino, 75 metros de altura, coronada por la estatua del Redentor con los brazos abiertos frente a la ciudad de Lisboa, con 28 metros alta, la obra del escultor portugués Francisco Franco de Sousa. El pedestal, incluyendo el pórtico, se eleva a 82 metros de altura. El monumento a Cristo Rey es la mayor atracción turística en el municipio de Almada, junto a las famosas playas de Costa da Caparica.

Este monumento es el mejor mirador sobre la ciudad de Lisboa, que ofrece una gran vista sobre la capital y el Puente 25 de abril.

Es uno de los edificios más altos de Portugal, con 110 metros de altura.



Vistas del castillo de San Jorge. No recomiendo entrar a visitarlo puesto que no hay más que ver que los muros aparte de las vistas de la ciudad y es realmente cara la entrada.






viernes, 11 de julio de 2014

Cigúeñas Cervantinas





Una fotografía de Alcalá, premiada en el I Concurso Fotográfico "Ciudades Patrimonio y Naturaleza"

El primer premio ha sido para Pilar González (Pareja de azulones en el casco histórico de Córdoba)

Una imagen de Alcalá de Henares, realizada por Antonio Gómez y titulada Cigüeñas cervantinas, ha logrado el segundo premio en el I Concurso Fotográfico "Ciudades Patrimonio y Naturaleza", con las aves como protagonistas, celebrado a través de las redes sociales y convocado por el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España -presidido por el alcalde complutense, Javier Bello- y SEO/BirdLife España.
El primer premio ha sido para Pilar González (Pareja de azulones en el casco histórico de Córdoba); el segundo es para Antonio Gómez (Alcalá de Henares) y el tercer premio corresponde a la fotografía titulada Grajillas en el Museo de Cáceres, presentada por Ignacio Manuel Jiménez.
El certamen se convocó para fomentar, reconocer, difundir y premiar la creatividad y originalidad en el arte de fotografiar las aves en sus hábitats urbanos históricos ha sido el objetivo del certamen, al que se han presentado 134 fotografías de gran calidad, y que sirve de vehículo para mostrar la riqueza del Patrimonio Natural y Cultural de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, y en especial la ornitológica, en relación con el patrimonio arquitectónico monumental.
La Comisión de Educación y Cultura ha sido informada hoy, durante la reunión celebrada en Alcalá de Henares, del fallo del Jurado de este certamen, que ha estado formado por dos de sus miembros: la concejala de Cultura de Tarragona, Begoña Floria, y el concejal de Cultura y Turismo de Salamanca, Julio López; así como por el director de Conservación de SEO/Bird Life, Juan Carlos Atienza.

sábado, 8 de marzo de 2014

Parque El Capricho



El jardín El Capricho de la Alameda de Osuna es uno de los espacios verdes que conforman el patrimonio artístico-natural de Madrid. Se trata de uno de los parques más bellos de la ciudad y, paradójicamente, es todavía un gran desconocido para los madrileños.
Este jardín de 14 hectáreas, ubicado en el distrito de Barajas, nace sobre 1784 cuando los Duques de Osuna, una de las familias más ilustradas y poderosas del momento, adquieren esta finca para dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas y para alejarse de la gran ciudad. Fue la duquesa, doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel, la principal impulsora de este parque. Considerada como la mujer más inteligente de la época y protectora de artistas, toreros e intelectuales, creó en la finca un auténtico paraíso artístico-natural frecuentado por las personalidades más ilustres de la época y en el que trabajaron los artistas, jardineros y escenógrafos con más prestigio.

Paseo de los Duelistas
María Josefa Pimentel, duquesa de Osuna (1752–1834), casada con el noveno duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, fue una de las damas más importantes de la nobleza de la época, y mecenas de artistas.

En 1783 compró un terreno en las afueras de Madrid para construir una finca de recreo. Un año después, el arquitecto de la corte, Pablo Boutelou, expuso un proyecto inicial para el jardín. Empezó a construirse en 1787, terminándose finalmente 52 años más tarde, en 1839. La duquesa falleció sin ver completamente concluido el recinto, en 1834.
A la muerte de la duquesa, su primer nieto heredó el ducado de Osuna y con él El Capricho. Sin embargo, cuando muere, el ducado de Osuna pasó a manos de su hermano, con quien llegaría el primer declive. Auténtico derrochador y de carácter excéntrico, perdió toda la fortuna familiar por lo que a su muerte, la finca hubo de ser subastada para liquidar sus deudas. Pasó entonces a manos de la familia Baüer. A pesar de que mantuvieron el paraje en un aceptable estado de conservación, su decadencia ya no tenía marcha atrás y poco a poco fueron vendiéndose sus pertenencias.

Plaza de los Emperadores
Durante la Guerra Civil, lo que había sido un lugar de recreo se convirtió en Cuartel General del Ejército del Centro, de cuya época queda un entramado de búnkers que recorre el jardín. Finalizada la guerra, la finca pasó por manos de varias inmobiliarias hasta que en 1974 el Ayuntamiento de Madrid comprase el parque y varios años después comenzase su restauración. Tras varios periodos de abandono, fue recuperado en 1999, trabajo que en 2001 le valió el diploma Europa Nostra.



A la finca se accede por una plaza circular que en su momento albergó corridas de toros y que da lugar al Paseo de los Duelistas, con dos esculturas que representan la distancia que separa a dos personas que se baten a muerte. Más adelante, la Plaza de los Emperadores, con los bustos de doce emperadores romanos, y la Exedra, una construcción descubierta de planta semicircular y reminiscencias clásicas, llevan al visitante a los jardines anteriores al palacio.


El  laberinto, concebido para el juego amoroso y los escondites, está hecho con laurel y respeta los planos del que se plantó en vida de la duquesa.






Por su parte, el palacio -del que sólo se conservan las paredes tiene tres plantas, rematadas por cuatro torreones. En el interior de la construcción, que hoy depende del ministerio de Cultura, se distribuían las dependencias del servicio pero también un majestuoso salón de baile, comedores, una biblioteca que llegó a contar con 6.000 volúmenes, y las alcobas y gabinetes de los miembros de la familia. Gran impulsora de las artes, las habitaciones privadas de la familia estuvieron decoradas con obras de los más importantes artistas de la época de tal manera que El columpio, Las cuatro estaciones, La merienda campestre o La pradera de San Isidro de Goya, fueron pintados para las dependencias de la duquesa.

Fuente de las ranas

Cerca del palacio se encuentra el templete de Baco, una construcción de estilo clásico con planta ovalada, rodeada de doce columnas jónicas y situado sobre un promontorio que le convierte en uno de los parajes más románticos del jardín.




Al margen de los jardines, la finca cuenta con una serie de edificaciones de carácter efímero y singular que convirtieron al paraje en una especie de parque temático. Para el divertimento y el juego de niños y grandes se levantó un fortín, con foso y cañones incluidos, en el que da comienzo la ría que recorre gran parte del jardín.





La duquesa ordenó construir estanques, que conectaban el canal principal que recorre el parque con el salón de baile, que es donde se llevaban a cabo las fiestas que daba. Este edificio se levanta sobre un pequeño manantial (donde se puede observar la figura de un jabalí que permanece bajo un arco mirando hacia el riachuelo), del que se surtía de agua el resto del parque.





Además, hizo plantar miles de ejemplares por todo el lugar de su flor favorita, la lila.


La Casa de la Vieja, que recuerda el modo de vida de las clases más populares, o la ermita, de aspecto ruinoso y en la que habitó un ermitaño que sorprendía a quienes se perdiesen por el paisaje, son algunos de estos caprichos construidos para familiarizarse con las clases más populares.



Tras décadas de relativo abandono, en 1974 fue comprado por el Ayuntamiento de Madrid, y en 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural. Un año más tarde comenzó una reforma que, en cierta medida, continúa actualmente. El recinto está siendo estudiado para acometer reformas y recuperación que permitan visitar y contemplar más zonas de este hermoso y curioso lugar.

domingo, 23 de febrero de 2014

VILLAFLORES, PUEBLO ABANDONADO.

El poblado de Villaflores es un pequeño caserío situado en el término municipal de Guadalajara (España) junto a la Cañada Real Galiana, la N-320 y la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona. En sus alrededores se extiende el paraje natural conocido como El Sotillo.
Su construcción fue encargada por María Diega Desmaissières y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo y duquesa de Sevillano, al arquitecto Ricardo Velázquez Bosco y se inauguró en 1887 como poblado agrícola para la familia. El nombre lo tomó del que ostentó durante los siglos XVII y XVIII Iriépal, en cuyo término municipal se ubicó hasta que éste se unió a Guadalajara en 1964, y que finalmente quedó para la finca que albergaría más tarde el poblado. Consta fundamentalmente de un gran edificio central, con corrales, graneros, amplio patio, cuadras, etc.; una capilla minúscula precedida de cementerio; una serie de viviendas adosadas, de dos pisos; un palomar gigantesco, cilíndrico, va entre los campos de míes, y un par de grandes pozos con norias para extraer el agua con abrevaderos adjuntos para el ganado. También existen aún diversos almacenes, una caseta junto a la carretera de Cuenca, y una entrada subterránea a un espacio hoy derrumbado de uso incierto, quizás bodega.. Ocurrió, pues, que al recuperar Iriépal su antiguo nombre, el usado de Villaflores quedara como nominativo de una de sus más amplias parcelas. Y en ella instaló esta familia su poblado agrícola.


Todos los edificios son grandiosos, perfectamente acabados, bellísimos de composición. En ellos alterna el ladrillo con el sillarejo calizo, siempre tratado con el meticuloso cuidado de unos indudables planos previos, en los que no sería muy aventurado pensar que habrá puesto la mano el arquitecto Velázquez Bosco. El edificio central es de proporciones inmensas. Su frente está formado por gran portalón rematado en cuerpo con el nombre del poblado, el escudo de la familia, el año de la construcción (1887) un reloj y un campanil, y a ambos lados aparecen cinco ventanales por lado, con frisos de ladrillo y segunda línea en lo alto de ventanas más pequeñas.






Ya desde lejos, la primera construcción que llama la atención en el poblado de Villaflores es su inmenso palomar, situado ligeramente a las afueras del resto de edificaciones, lo que le hace resaltar todavía más.


El palomar no daba casi ningún trabajo al guarda de la finca, ya que la única función del mismo era alojar a las palomas para que pudieran dormir dentro y así poder aparearse. A las palomas no se las daba de comer ni de beber dentro del palomar, ya que ellas mismas buscaban comida en el campo.
Y entonces, ¿qué función tenía el palomar?, pues la función era meramente lúdica. Los dueños venían de caza a la finca una o dos veces al año, y cuando terminaba su jornada de caza de conejos y liebres, se dirigían junto al palomar del poblado donde el guarda ahuyentaba a las palomas desde el interior para que los dueños las dispararan cuando salían volando.

De los otros edificios que forman el interesante conjunto de Villaflores, destacan la pequeña iglesia o capilla, con un cuerpo avanzado en el que se abre la puerta semicircular, y un cuerpo alto en cuyo frente se adosan anchas pilastras de ladrillo sosteniendo gran friso y frontón con labores finas de ladrillo. Arriba un alto campanil.







Cada persona tenía su labor dentro del poblado. Había labradores, ganaderos, guardas y niños, los cuales iban al colegio en el propio poblado, que todos los días llenaba un aula con cerca de 30 niños y niñas. Los labradores tenían mucho trabajo porque los dueños disponían de una finca de grandes dimensiones y no era fácil mantener todas las tierras, aunque para los años 40 se disponía en Villaflores de 7 pares de mulas para trabajar.

Casas de trabajadores

Almacenes


Otro edificio curioso es el de las tinajas de aceite. Todavía quedan en pie unas pocas. Enormes tinajas de unos 3 metros de alto, aunque la mayoría están destrozadas.



En general, los edificios se caen. El agua se ha ido filtrando y poco a poco los tejados han ido cayendo



El 30 de abril del año 2010 expiró el plazo dado a la responsable de la urbanización del sector  para entregar al Ayuntamiento rehabilitados los edificios de Villaflores, una de las condiciones exigidas en 2002 para recalificar los terrenos junto a la Estación del AVE en el término municipal de Guadalajara.

En junio del año 2010 se presentó una moción para que el Ayuntamiento exigiese su rehabilitación, "moción que fue rechazada con la excusa de que esperaban que las obras comenzarían antes de que finalizase la legislatura, lo que no ocurrió".

Y aquí viene la llamada de atención para cuantos tienen responsabilidades en la cosa común y pública. Aunque este poblado de Villaflores es un propiedad privada, supone sin duda alguna un importante capítulo del acervo de Guadalajara. El ayuntamiento de ella, el día en que se ponga a tener ideas geniales para hacer más grata la vida, el trabajo y esparcimiento de sus ciudadanos, pudiera ir dándose una vuelta por allí, y meditando qué puede hacer (qué convenio con los dueños, qué uso como lugar de esparcimiento, de convivencia, etc.) con Villaflores. Tras casi un año de trabajos concejiles de pura rutina, podría ser que se encontraran con que muchas soluciones a ciertos problemas no tratados (léase lugar de deportes, parque abierto para pic nic, centros juveniles, colonias infantiles veraniegas, pistas de footing, incluso centros culturales varios, de cine, de espontánea declamación o cante, etc.) tendrían un nombre y un lugar esperando: Villaflores.